«Evítese vivir en un entorno en el que no se pueda callar dignamente, ni comunicar los pensamientos más altos, de modo que quedan para la comunicación nuestras quejas y necesidades, y toda la historia de nuestras desdichas. En estas circunstancias acabamos descontentos con nosotros mismos y con el entorno, incluso tenemos que sumar el fastidio de sentirnos siempre como plañideros a la situación de emergencia que nos obliga a quejarnos. Hay que vivir, por el contrario, allí donde uno se avergüenza de hablar de si mismo, y no necesita hacerlo- ¡Pero quién piensa en estas cosas! Hablamos de nuestra fatalidad, nos plantamos con espalda ancha y suspiramos: ¡Soy un desventurado Atlas!»
Aurora, Friedrich Nietzsche